Una vez más actos delictuales suspendieron un partido. Cuando trascurría media hora de juego se produjo la irrupción de encapuchados en la tribuna preferencial, los que lanzaron fuegos de artificio a la cancha y que cayeron cerca del cuarto árbitro y un camarógrafo, que llevaron al juez a suspender el encuentro.
Para este clásico universitario el panorama era de muchas interrogantes en cuanto al espectáculo que se podría vivir. De partida costó mucho que Concepción fuera ratificado como la sede del cotejo, se disminuyó el aforo y no se vendió entradas a los seguidores de la Universidad Católica.
El público en general respondió, compró las entradas habilitadas y dio marco a un partido de esta envergadura. Aunque desde la Barra de la U se quejaron que Carabineros no les permitieron ingresar elementos de animación “hacemos publica esta situación porque nos hierve la sangre, que por la inoperancia de la institución más cuestionada del país, la fiesta de los estadios muera“. Y el comunicado siguió apelando a que esto ya había sido conversado “Nos citan temprano, pero solo para perder nuestro tiempo y mostrar su inoperancia. No les interesan los hinchas, nunca les ha interesado el Club, juegan con el sentimiento de todo un pueblo, su intención nunca ha sido traer a la familia al estadio, su represión, sus malos tratos y sus decisiones totalmente arbitrarias, no solo no tenemos estadio si no que los dirigentes del club nos hacen sentir visita en todos lados. ¡Los De Abajo contra todos, ni cagando nos van a callar! “
El partido se empezó a disputar y rápidamente comenzaron a escucharse detonaciones de pirotecnia. Y lo más grave sucedió a los 30 minutos cuando un grupo de encapuchados irrumpió en la tribuna preferencial y arrojaron bengalas y bombas de ruido a la cancha que cayeron muy cerca del cuarto árbitro Diego Flores y un camarógrafo, lo que llevó al juez central Francisco Gilabert a suspender en el acto el pleito. Luego de chequear todo lo sucedido, y comprobar que los afectados tenían trauma acústico se resolvió que el encuentro no seguía y debía reprogramarse.
La voz de todos los actores afloró de inmediato por un nuevo acto de violencia que sigue sin control. Y por lo mismo el presidente de Azul Azul, Michael Clark, dijo que espera esto de una vez por todas: “esto es concertado, no es casualidad. No son hinchas de la U, son hinchas de ellos mismos. No puede seguir pasando, debe marcar un antes y un después, algo tiene que cambiar, no puede seguir igual y solo condenando”. En tanto el mandamás de la UC, Juan Tagle, hizo un llamado a las autoridades, “le imploro al gobierno que nos sentemos a tomar medidas concretas. Esto es gravísimo, hay gente que sufrió lesiones, hay que cambiar lo que estamos haciendo, la violencia se tomó la sociedad, pero hoy quiere destruir el fútbol. Tenemos que actuar de forma distinta”.
El propio Presidente de la República, Gabriel Boric, posteó en sus Redes Sociales sobre el particular: “no vamos a dejar que un grupo pequeño de delincuentes se tome los estadios a costa de la gran mayoría que acude a ver un espectáculo en paz y alegría. Vamos a identificar y hacer caer todo el peso de la ley a los que provocaron esto y espero no vuelvan a entrar a una cancha”.
Esta situación ya puede tener responsables, porque hubo hinchas que retuvieron a uno de los involucrados que lanzó esos fuegos de artificio. Y además hay múltiples imágenes que muestran a los encapuchados, cuyo seguimiento puede determinar su injerencia en los actos de violencia.
Los jugadores por medio del Sindicato de Futbolistas señalaron que desde hace rato quieren contribuir a buscar soluciones, así lo expresó el presidente de este gremio Gamadiel García: “hemos realizado llamados a la ANFP y a los gobiernos de turno a intervenir el fútbol, todas las autoridades tienen nuestras denuncias en materia de seguridad y falta de protocolos… Sin sanciones ejemplificadoras todo seguirá igual. El lobby perverso está matando al futbol!!”.
¿Y la ANFP? Sacó un comunicado donde informa que resolvió que “el directorio en sesión extraordinaria ha decidido reprogramar el partido suspendido, en día, hora, lugar y sin público de acuerdo a la coordinación que se hará con la autoridad y que será informado a la brevedad.”
La gran interrogante es si esto será una molestia generalizada de momento y quedará en el olvido con el tiempo, o al fin se querrá trabajar en concreto en la búsqueda de soluciones y sanciones. Porque hablar de un partido donde la Universidad de Chile llegó con un esquema de juego que se empieza a consolidar y le ha dado resultados positivos, más aun con un bloque defensivo que no sufre grandes trastornos, por el otro lado la Universidad Católica donde los cuestionamientos por el rendimiento del equipo de Ariel Holan han ido creciendo, y además llegaron con un plantel muy mermado por las lesiones y una banca de muchos jóvenes. Se pudo hablar que costó que el partido agarrara luces, mucho estudio y precaución de ambos lados. Que la “U” pasados los 15’ comenzó a quitarle el protagonismo a la UC. Pero que no hubo llegadas concretas en cada arco… De eso y una historia inconclusa se pudo hablar, pero una vez más la violencia le ganó al fútbol, y por goleada.
