La ayuda internacional continúa llegando a las zonas más afectadas, donde también se han realizado milagrosos rescates.
Los expertos y las autoridades han sido claros en que la cantidad de fallecidos continuará aumentando en los próximos días. Esta jornada se informó oficialmente de 33.179 fallecidos, 29.605 en Turquía y 3.574 en Siria, los países afectados por los devastadores terremotos, calificados como los más mortíferos de las últimas décadas.
En medio del frío glacial, decenas de miles de socorristas locales y extranjeros trabajan entre las ruinas en busca de señales de vida con el temor permanente de nuevos derrumbes. Sin embargo, se han registrado milagrosos rescates como en sur de Turquía, donde un bebé de siete meses llamado Hamza fue rescatado con vida más de 140 horas después del sismo en Hatay y una adolescente identificada como Esma Sultan, de 13 años, fue salvada en Gaziantep, según medios locales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 26 millones de personas se vieron afectadas por el terremoto y se espera recaudar 42,8 millones de dólares para financiar las necesidades de salud urgentes.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, urgió al Consejo de Seguridad a autorizar la apertura de más puestos fronterizos para enviar ayuda a las zonas rebeldes de Siria desde Turquía. El paso de los días lleva también a la búsqueda de responsabilidades, especialmente en Turquía, donde la población arremete contra la lenta respuesta del gobierno y la mala calidad de los edificios tras el peor desastre en casi un siglo.
Las autoridades señalan que más de 12.000 inmuebles quedaron destruidos o gravemente afectados por la sacudida y la policía detuvo a 12 personas, entre ellas algunos promotores inmobiliarios, por el derrumbe de edificios.