Los dueños de mascotas quieren lo mejor para sus peludos compañeros que les dan amor incondicional. Entre esos cuidados está buscar la mejor alimentación, que resguarda la salud integral del animal, desde la nutrición para cada etapa de su desarrollo hasta el aspecto exterior de su pelaje y la condición de sus dientes. Por eso, escoger el alimento de mantención no debe ser tomado a la ligera. “Un alimento de mantención, como su nombre lo dice, es para mantener las funciones vitales de nuestra mascota, siempre y cuando se encuentre en condiciones normales de salud, ya que, si esta presentara alguna patología, tendrá distintas necesidades”, explica Natalia Toro, veterinaria y gerente técnico línea mascotas de Nutringen.
Los animales, al igual que las personas, tienen diferentes etapas de desarrollo: cachorro, adulto y sénior. “A lo largo de la vida de las mascotas, los requerimientos nutricionales van variando y hay que alimentarlos de acuerdo a estas etapas. Lo mismo sucede si es que presentan patologías agudas o incluso dolencias crónicas, como enfermedades renales, hepáticas, cardíacas, etc., casos en los que deben consumir alimentos de terapia especialmente formulados para estas necesidades”, puntualiza la experta en nutrición animal, quien hace hincapié en que “una buena alimentación es salud preventiva, por lo que si nos preocupamos de alimentar adecuadamente a nuestras mascotas evitaremos muchas enfermedades a mediano y largo plazo”.
Por ejemplo, los cachorros necesitan más proteínas y grasas para el desarrollo de sus tejidos y si tienen una mayor actividad física, junto con un equilibrado nivel de minerales podrán prevenir patologías en las siguientes etapas de la vida. Por otro lado, los adultos requieren menos grasa y proteína debido a que ya han finalizado su crecimiento y tienen menos actividad física. “Si un adulto comiese alimento de cachorro sería propenso a sobrepeso u obesidad”, aclara Toro. Finalmente, las mascotas séniores necesitan más proteína de excelente calidad para una buena digestibilidad. También aumenta la fibra, a la vez que disminuye la grasa, ambos para potenciar el tránsito intestinal y evitar el sobrepeso.
Alimentos mal formulados
La experta de Nutringen explica que las principales patologías asociadas al consumo de largo plazo de alimentos mal formulados son obesidad, diabetes y enfermedad renal. “La fabricación de alimentos está bajo constante supervisión para evitar desequilibrios en las proporciones de nutrientes esenciales para cada etapa de desarrollo de las especies. En nuestro caso, utilizamos el sistema HACCP (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control), que garantiza la seguridad alimentaria y detecta posibles problemas que podrían constituir riesgo en el consumo del producto. También aplicamos las normas ISO que garantizan que los productos cumplan con los requisitos de calidad y seguridad. En caso de detectar una alteración en una partida, se hace un ‘recall’, donde se retira el producto del mercado para analizar el potencial desperfecto”, explica y añade que entre las principales causas de problemas en la formulación son error humano, presencia de tóxicos, contaminación bacteriana, hongos (micotoxinas), cambios de proveedores, etc. “Todo esto puede llevar a cambios nutricionales, reducir la palatabilidad (cambio de sabor y olor) y generar diversas patologías”, finaliza.